Coello, Ana
La luna eclipsó al sol. Yo era el satélite fresco; él, un astro cálido, y la tierra, un testigo mudo. Hay muchas razones para este fenómeno, pero la que yo elijo y la que más me gusta creer es que, hasta que nuestras miradas se cruzaron aquel día lluvioso, no nos habíamos dado cuenta de que (...)